Esta florecilla, bautizada como margarita, nos representa a todos. Vivimos agazapados en la distancia, de nuestros sueños, de nuestros anhelos, de nuestras prisas de futuro; mientras, la vida se cuelga de nuestra memoria. No es fácil sonreír, ni amar, ni tan siquiera llorar, ni despedirse; pero lo hacemos, movidos por la luz. Llega el anochecer y nuestros pétalos se aburren de resistir; nos cerramos, bajo la manta de la nostalgia.
Con cariño, a mi amiga Idoia.
Ana Tapias( Todos los derechos reservados)
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