Una amiga de la adolescencia tiene cáncer( no sé muy bien dónde, pero está delicada). Nuestro trato se diluyo, pero, pasados tantos años de aquellos, dos veranos, en el que fuimos inseparables; la tengo el cariño del recuerdo. Ese, que se agranda con el paso de las estaciones sobre nuestro cuerpo desgastado por el abandono de amistades en las que creimos. Alguna vez, la he saludado. Pero, desde que sé de su enfermedad, algo me paraliza, me cohibe, me prohibe acercarme a ella, darla un abrazo y decirla que estoy a su lado, que todo saldrá bien, que volverá a tener vitalidad. La vi hace dos dias, sentada en un bar. La encontré demacrada, triste, asumiendo su destino que compartiremos todos; por eso, creo que no tenemos tiempo para la derrota, ni para ser derrotados; sino para luchar, para amar, para sonreir, como si cada dia fuera el último.
Con cariño a Agueda Rubio
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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