jueves, 30 de abril de 2020

Primavera, primaveras, diferentes, con distancias

Todo el mundo tiene miedo; todo el mundo, se aparta del abrazo; todo el mundo, rehúye la mirada; todo el mundo, olvida quién es;  pero, a veces, hay que dejarse llevar, por el aroma, de la primavera; saltarse la distancia y volar hacía las flores, para amar sus pétalos,  para creer en sus sonrisas,  para despistar a sus melancolías, para  besar sus lágrimas, para volver a formar parte de la vida.


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martes, 28 de abril de 2020

Pícnic del covid

Desde que vivimos, pegados al l "Estado de Alarma", no puedo ir al campo a comerme un bocadillo, por eso, busco el momento adecuado, para hacer un pícnic en mi cama. No he de olvidar los guantes, no me quiero contagiar de nostalgia; con ellos, torpemente, sujeto un tomate, que es la sangre que corre por mis venas hacía mi destino; lo muerdo, con suavidad, para invitarlo, a ser parte de mi olvido, y así pasan, los días, bajo mi almohada, soñando que en algún despertar, volveré a ver a quemarme ,con el sol, sin mi manta.
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domingo, 26 de abril de 2020

Distancias

En estos momentos, de virus, de confinamiento, de aislamiento; acabo por tener miedo hasta del paisaje, no vaya a ser un elemento más de esta, diabólica, cadena de enfermedad. Así que, tomo las precauciones debidas, injerto mi mascarilla, de dolor, en mi mirada, y tomo distancia de las, erosionadas, montañas;  de las, desinhibidas,  nubes;  de las, viejas, casas, cargadas de historias en blanco y negro; por si, soy fulminada por la libertad, que escasea en estos días de miedos y luchas por sobrevivir.
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viernes, 24 de abril de 2020

Ciudades fantasmas


 No me acostumbro, a las ausencias en las calles, en mi ciudad; siempre curtida por las idas y las venidas de los turistas, en torno a los monumentos; buscando la inmortalidad del instante, que nunca volverá; viajando dentro de la historia, para observar cómo reina y conquista "Isabel la Católica"; olvidando su monotonía, para abrazar la ropa tendida, de seres anónimos, que cuelgan sus anhelos. Estos días, donde vivo encerrada dentro de la soledad de mis recuerdos, cada vez, que salgo a la compra, he de vestirme de ayer, para así, poder soportar el dolor del silencio.
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martes, 21 de abril de 2020

La perpespectiva de los días

Vivimos en un "Estado de Alarma", inédito en nuestra democracia, debido a un virus letal, de cuya única manera de no contagiarse, es quedarse en casa, agotados, apostados, postrados, ante el reloj; mirando, inquietamente, sus manecillas, días y noches, noches y días; donde el insomnio, pervierte nuestra capacidad de pensar; nos aboca al olvido, hemos olvidado  quienes somos, porqué luchábamos, a quien odiábamos; nos ha convertido en tragedia intemporal; nos ha pervertido para no rebelarnos. Sobrevivimos en una monotonía, sin aire, contaminados por el miedo a morir, donde el reloj es nuestro verdugo.
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¿Quién soy?



No sé, en cuantos yos me puedo disgregar, tal vez, me descomponga en tantas caras, que nunca me reconocería si me viera en el espejo. Soy como un pájaro que vuela sobre la realidad, para teñirla de fantasía; algunas veces, soy invisible; otras veces, me quedo muda; mis palabras, se atragantan dentro de mis cuerdas vocales, que han olvidado hablar, y,  que han aprendido a llorar. No sé, si cada noche, vuelvo a mí, en mis sueños, que me acercan a mis seres queridos, que ya no están, tal vez, ellos sepan decirme alguna vez quién soy.

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lunes, 20 de abril de 2020

Primavera encadenada

La primavera estaba ansiosa por llegar,  por ser vista, por ser escuchada, por ser amada, por ser diferenciada del invierno, pero, el virus, la ha vuelto transparente, la ha postergado al olvido, la ha marginado a la indiferencia, la ha encadenado a las lágrimas de la población, que busca flores desesperada para oler la vida.
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domingo, 19 de abril de 2020

Agonía de una forma vida


No sé, si después de pasar a esta pandemia, que nos ha confinado en casa;  que nos ha obligado a vernos por teléfonos, por tabletas, por ordenadores; que nos fulmina la cercanía; que nos impide pasear sin mascarillas, volveremos a ser los mismos.  Ayer, al entrar en el ascensor con la compra, el vecino, mi vecino, de toda la vida, se separó de mi un metro, para hacer lo establecido, para seguir las nuevas normas, para evitar que nuestros cuerpos se juntaran en un mínimo espacio y hablar sobre el tiempo. El virus, maldito virus, irremediablemente, ha cambiado nuestra forma de vida, de sentir, de amar, de formar parte de la sociedad. Tal vez, pronto lo superemos y no nos intimide el contacto humano; o tal vez, nunca volvamos a ser los de ayer, y estemos viviendo una lenta agonía de nuestras costumbres.
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sábado, 18 de abril de 2020

Comprar con distancias

Antes del Coronavirus, en la tienda, éramos todos iguales, ahora somos todos diferentes. Somos sospechosos; somos delincuentes; somos agentes propagadores de un virus, que nadie, sabe de dónde ha salido; que nadie, conoce cómo eliminar; que nadie, intenta abrazar; por eso, los carros son llenados  por manos invisibles;  por eso,  las mascarillas atascan las palabras; por eso,  el dinero se vuelve perezoso dentro de  los bolsillos;  por eso, la cajera lleva guantes de metal; por eso, los alimentos caminan bajo la orfandad de las ciudades, hacía hogares, donde el miedo contagia hasta la esperanza.



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viernes, 17 de abril de 2020

Vencer al recuerdo


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Útilmamente , hasta las viejas fotografías, se disfrazan con guantes y mascarillas, debido al miedo que tenemos a contagiarnos. Lavamos, desinfectamos, acuchillamos la memoria, para sobrevivir , en el silencio. de nuestros muertos; todos seremos muertos; todos ocuparemos un espacio, de soledad, dentro de  los cajones de nuestros familiares. Quienes para seguir caminando,  sin lágrimas, bajo la mirada, vencerán al recuerdo y sellarán con una sonrisa nuestra ausencia.
A mis cinco sobrinos, que espero me recuerden, os quiero.


jueves, 16 de abril de 2020

Recortes de periódicos

En estos días de soledad, sombras y confinamiento, me reencuentro con mis libros de papel, aparcados, abandonados, olvidados en estanterías, cubiertas de polvo y de distancias, que son autopistas hacia al ayer. Abro mis libros, en un intento de volver a ser aquella mujer; de recuperar las palabras; de sentir el aliento de la narración, y descubro recortes de periódico que me parecieron vitales. Ojeo uno titulado" Homenaje a los Brigadistas Internacionales en el Jarama" del 23 de febrero de 2008. Combatientes británicos e irlandeses, quienes,  detuvieron a los tropas sublevadas, en el valle del Jarama, siendo asesinados, muchos de ellos. Y pasados tantos años, del fin de la Guerra Civil, los españoles, volvemos a tener miedo, no a las bombas, ni a los proyectiles, sino a un virus, que se adentra en nuestros cuerpos como un arma letal, y para el que fabricamos, barricadas, en nuestros salones de estar;, adonde el aire no llega; adonde el tiempo se detiene; adonde las voces de los vecinos, se han convertido en la mejor noticia. Algún día, alguien leerá con pavor, con estremecimiento, con pena, la agonía de una sociedad enferma, y como he  hecho con los brigadistas internacionales, los llorará en su corazón.


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miércoles, 15 de abril de 2020

La rutina del confinamiento


Levantarse sin despertador, desayunar sin prisa, comer con cucharas de mascarillas, con tenedores de guantes, con cucharillas de afectados, con cuchillos de muertos,; quiénes se cuelan en nuestras digestiones. interminables, cada tarde, pegados a series de televisión, que nunca veríamos, sino fuera por el tedio de perder el sentido del tiempo sentados en el sofá que pertenece al desaliento, a la angustia, al latido incontrolado A las ocho, salimos al balcón, para hacer arrumacos a los vecinos, que se visten de gala, para aplaudir, para saludarnos y hacerse los fuertes. A las nueve, los telediarios nos mienten sobre la cifra de fallecidos. Hemos decido, que queremos que nos mientan, para atenuar nuestro miedo, que se desangra, lentamente, en brumosas pesadillas, que nos despiertan cada mañana.




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martes, 14 de abril de 2020

Melancolía de mi rostro



Cada vez, que salgo de casa, solo lo hago por obligación; mi rostro, se desdibuja, entre los latidos de mi mascarilla; que, en estos días de virus, se ha convertido, en una parte visible de mis facciones.  Mis mejillas, mis pómulos, mis labios, mi nariz, mi mentón, se han vueltos invisibles, en mi rutina sin formas; se han contagiado del silencio de las calles; se han trucado, de olvido, dentro de un paisaje con hombres, con mujeres, que vagaban por las calles, perdidos, ausentes, espectrales, buscando un lugar donde no tener miedo; anhelando encontrarse con ellos mismos; dibujando la esperanza en su melancolía



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domingo, 12 de abril de 2020

Desayunos del confinamiento


Un mes encerrado entre las paredes, de mi casa, me han llevado a cambiar mis costumbres, una de ellas es el desayuno. Ya no busco, el consentimiento de las manecillas del reloj, para ir más despacio. Ya no me impulso, para salir corriendo hacia la puerta de la calle, para cantar a   mi suerte. Ya no olvido, el último sorbo, por miedo a llegar a tarde hacía mi destino. Ahora, sueño junto a la lentitud del espacio que me rodea, que la salud volverá.  Ahora, me obligo a mantener la distancia con mi mascarilla, que no me protegerá de ser fiel a mi vaso de leche con tres galletas, que me conducen, a un día más, sin sentir la velocidad del viento.

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sábado, 11 de abril de 2020

Ausencias

No sé, si alguien querría sentarse en esta silla que conservo desde que era una niña, para hablar conmigo en estos días de soledad; donde solo escucho palabras, invisibles, de las fotografías en blanco negro, que aprendo a descifrar desde el recuerdo. No sé, si alguien, me echa de menos, y me busca entre sus silencios. No sé, si alguien me necesita y me llama con el corazón.  Pero, anhelo escuchar alguna voz me haga viajar hacia la esperanza.
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viernes, 10 de abril de 2020

El vacio del coronavirus




Mi calle, es la calle, de una pequeña, ciudad de provincias, como es Segovia; los vecinos, solo se asomaban a la ventana cuando se escuchaban los gritos, de un vecino muy problemático, que hace tiempo, que se debe haber contagiado del silencio y se ha quedado mudo. Pero, mi calle, si tenía vida, los vecinos hablaban, se contaban sus alegrías, sus penas; los coches pasaban; se oía rugir a sus motores; sus tubos de escape contaminaban  y nos hacían sentir, en nuestros cuerpos, el cambio climático; ahora, solo se escucha, cada noche, el camión de la basura. El resto del día es soledad, vacío, ausencias, de vecinos, encarcelados, dentro de sus hogares, olvidando sus cafeteras, para poder dormir y despertar de esta pesadilla.
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miércoles, 8 de abril de 2020

Tender mascarillas

 Desde el que el Coronavirus asoma a nuestras casas, hemos olvidado lavar la ropa:  pantalones, jerséis, camisas, abrigos, gorros, camisetas, ahora,  solo nos preocupa las mascarillas, que sacamos a la calle, que como si fueran armaduras libran el combate contra la muerte,  contra el dolor, contra la incertidumbre. Mientras caminamos, desnudos, sujetos a un trapo, que nos protege la vida del destino,; al llegar casa, lo empapamos de jabón, de legía, de susurros, de caricias, para así, sentirnos más seguros, mientras la lavadora centrifuga esperanza de volver a ser la de antes

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domingo, 5 de abril de 2020

Sospechosos de relacionarnos

En estos días, donde vivimos confinados bajo el Estado de Alarma, que parece que será infinito, cualquiera es sospechoso de contagiar a los otros, desde la invisibilidad de sus síntomas, desde la cercanía de su mascarilla, desde la cadencia de sus palabras.  Así que, nos hemos vueltos desconfiados, por qué no sabemos dónde podremos encontrar el destino; pero, hemos de volver, poco a poco, en silencio, en susurros, a abrazar a las sombras, para si llegar al cuerpo de las personas, y dejarnos llevar por el sentimiento, para ser parte de sus sonrisas.

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sábado, 4 de abril de 2020

Destierro del dolor

El dolor es imposible de soportar, de llevar a cuestas, de entender, de besar, de acariciar, de serle fiel;  por eso, decidimos, sin pensar, desterrarlo al otro lado de la realidad; donde están ellos, nuestros, muertos, que lo recogen para aliviar nuestro sufrimiento, hacerlo suyo, interpretarlo en el mundo de sueños, donde nos hablan, donde nos aconsejan, donde nos abrazan, para que podamos seguir creyendo en la vida al despertar.

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miércoles, 1 de abril de 2020

Auschwitz-Coronavirus

En estos días, donde todos hemos aprendido a decir la palabra “Coronavirus", que afecta tanta a gente; que asesina a tantas sonrisas;  que hasta las sombras tienen miedo de contagiarse. Sobrevivir se ha convertido en algo parecido a un campo de concentración, donde no se puede mirar hacia atrás, ni llorar a los muertos, que son enterrados junto al vacío de la soledad. Uno ha de caminar, soñando que volverá a abrazar el horizonte; que un día las puertas de la cámara de gas dejaran de abrirse;  que una mañana la sonrisa inundará de nuevo el despertador. Uno ha de aprender a ser libre dentro de la adversidad.

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