En estos días, donde todos hemos aprendido a
decir la palabra “Coronavirus", que afecta tanta a gente; que asesina a
tantas sonrisas; que hasta las sombras
tienen miedo de contagiarse. Sobrevivir se ha convertido en algo parecido a un
campo de concentración, donde no se puede mirar hacia atrás, ni llorar a los
muertos, que son enterrados junto al vacío de la soledad. Uno ha de caminar,
soñando que volverá a abrazar el horizonte; que un día las puertas de la cámara
de gas dejaran de abrirse; que una
mañana la sonrisa inundará de nuevo el despertador. Uno ha de aprender a ser
libre dentro de la adversidad.
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