Levantarse sin
despertador, desayunar sin prisa, comer con cucharas de mascarillas, con
tenedores de guantes, con cucharillas de afectados, con cuchillos de muertos,;
quiénes se cuelan en nuestras digestiones. interminables, cada tarde, pegados a
series de televisión, que nunca veríamos, sino fuera por el tedio de perder el
sentido del tiempo sentados en el sofá que pertenece al desaliento, a la
angustia, al latido incontrolado A las ocho, salimos al balcón, para hacer
arrumacos a los vecinos, que se visten de gala, para aplaudir, para saludarnos
y hacerse los fuertes. A las nueve, los telediarios nos mienten sobre la cifra
de fallecidos. Hemos decido, que queremos que nos mientan, para atenuar nuestro
miedo, que se desangra, lentamente, en brumosas pesadillas, que nos despiertan
cada mañana.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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