En estos días, donde vivimos confinados bajo el Estado de Alarma, que
parece que será infinito, cualquiera es sospechoso de contagiar a los otros,
desde la invisibilidad de sus síntomas, desde la cercanía de su mascarilla, desde
la cadencia de sus palabras. Así que, nos
hemos vueltos desconfiados, por qué no sabemos dónde podremos encontrar el
destino; pero, hemos de volver, poco a poco, en silencio, en susurros, a
abrazar a las sombras, para si llegar al cuerpo de las personas, y dejarnos
llevar por el sentimiento, para ser parte de sus sonrisas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario