El dolor es imposible de soportar, de llevar a
cuestas, de entender, de besar, de acariciar, de serle fiel; por eso, decidimos, sin pensar, desterrarlo al
otro lado de la realidad; donde están ellos, nuestros, muertos, que lo recogen
para aliviar nuestro sufrimiento, hacerlo suyo, interpretarlo en el mundo de
sueños, donde nos hablan, donde nos aconsejan, donde nos abrazan, para que
podamos seguir creyendo en la vida al despertar.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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