Somos las principales, verdugos y víctimas, de nuestras
equivocaciones, que siempre nos acompañan, nos vigilan, nos acosan en las
dudas. Estamos obligados a no caer en la derrota de los otros; pero es
inevitable, no acertar ante una realidad que nos desborda, que nos obliga, que
nos conmina a seguir el mismo camino que la multitud sedienta por llegar el
primero. La vida es caer y levantarse, y, si puede ser, acompañados por una sonrisa,
porqué no es bueno que el destino nos sorprenda llorando.
Ana Tapias( todos los
derechos resservados)©
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