Hace mucho tiempo, que perdí mi fe, que
nunca logré entender que era; ni cuando, me preguntaban las monjas o curas, en
los ejercicios espirituales, a los que me tenía que someter." Es algo que
no se ve", contestaba, inocente, ante la mirada del cura ,asilado, en la
fe del compromiso. Mi cuerpo, acabo agotado, de mis años escolares en un
colegio de monjas de Segovia; donde sufrí acoso escolar de mis compañeras; quienes,
se arrodillaban a mi lado, se confesaban antes que yo, y, comulgaban en
silencio como yo. Tal vez, fuera entonces, donde dejé de creer, en ese ser que
no me protegía; en ese ser, con el que intentaba comunicarme sin
respuesta; en ese ser, que sufrió tanto para salvarnos de un mundo, que seguía
matando, asesinando, torturando a los débiles; en ser, que me obligaban a
entender. En mi madurez, entro en las iglesias, busco un banco donde sentarme,
y rezo a la fe de mi recuerdo, esa que se tambaleaba entre la duda y la
certeza
Ana Tapias( todos los derechos
reservados) )©
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