martes, 30 de abril de 2019

Ravensbrück


Hace años, leí un libro sobre las mujeres en el campo de concentración de Ravensbrück, y pensé que no podría terminarlo, por el sufrimiento que desgarraba la memoria de la II Guerra Mundial  pero lo acabé  por ellas; quienes,  fueron torturadas, masacradas, eliminadas. Hoy, me vuelvo a reencontrar, con Ravensbrück, en un artículo. Sé que estoy preparada, para asumir,  la tragedia, de aquellas mujeres, que se vieron abocadas al dolor extremo, a  manos, de unos hombres, de unas mujeres, sin empatía; que usaban su rabia, su odio,  su ira, contra ellas;  que nada, pudieron hacer, para salvarse de su cruel destino, que nunca fue reparado;  que siempre debe ser recordado;  que ha de ser acariciado;  para que, al menos, sus almas, que vagan que, por la Historia, piensen que sus vidas fueron importantes, necesarias, decisivas para un presente,   que no ha de repetir la venganza que ellas soportaron con estoicismo, sin lágrimas, con la dignidad de las heroínas, que nunca mueren en la mirada.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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