El recuerdo siempre vuelve, nunca se
desvanece, aunque parezca olvidado detrás del horizonte. El recuerdo son,
viejas, fotografías, que hemos de planchar, para alisar cuerpos doblados sobre
los ataúdes; que se descomponen en nuestra memoria, hasta convertirse en hilos,
de los que tirar para llegar a lo que fuimos; para abrazar la felicidad; para soñar con la utopía; para amar sin asesinar al dolor; para sentir
que la vida es maravillosa; para cantar sin escrúpulos a la esperanza; para
descontar lágrimas sin llorar. El recuerdo es un abrazo que no hemos de perder.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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