Fui una niña, infeliz, que iba al colegio, a aprender a sumar; a distinguir entre vocales y consonantes, para juntarlas en frases con sentido; a paladear las diferencias que pululaban en el mundo. Era la España, de los años 70 y 80, donde los niños corríamos felices, sin miedo a los peligros, que desconocíamos, siempre nos hablaban del "Hombre del saco", para que tuviéramos cuidado. En Afganistán, las niñas se juegan la vida por ir a la escuela. A Malala, la dispararon los talibanes en 2012 y los ataques no han cesado. Se las arroja ácido y se las acosa sexualmente. A nadie importa, que las niñas no aprendan; que las niñas sean esclavas bajo techos sin amor; que las niñas no dibujen sus cuerpos en la esperanza; que las niñas lloren sin pañuelos; que las niñas sean esqueletos con pañuelos, Su lucha pasa desapercibida en el mundo globalizado, de los sentimientos rápidos, de las no lagrimas, de las excusas entre paréntesis. Las niñas de Afganistán son el edificio sobre el que se construirá la sociedad del futuro, yo admiro, ,a cada niña, que sueña con construir un mundo mejor desde las palabras.
Con todo mi amor, admiración, a las niñas que luchan
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
Con todo mi amor, admiración, a las niñas que luchan
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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