Cada verano, íbamos a una aldea de Vigo, donde vive la mejor amiga de mi madre con su familia. Parábamos en Benavente a comprar vino. Llevábamos, la vaca puesta sobre el coche( a la vuelta, veníamos cargados de cosas que compraban mis padres en Portugal) Mis hermanas y yo aprendíamos los pueblos, año a año, que se dibujaban a lo largo de la carretera, entonces no había autopista. Era dejar atrás Castilla, y, enloquecer con el verde de montes, asumir las vetustas casas encajadas en laderas, admirar las vacas tranquilas de cuernos que parecían no terminar nunca, analizar el olor a mar que tanto anhelábamos el resto del año. A veces, en el coche nos metíamos siete personas, mis abuelos venían, 800 kilómetros, cantando en el viejo Ford Fiesta, que un día mi padre vendió y se quedó parado en mi memoria. Los inviernos en Segovia eran largos, fríos, amarillos, para no tener morriña gallega, el abuelo, Leoncio, cada sábado por la mañana, antes de escuchar el sorteo de lotería, ponía en el radiocassete negro, lleno de botones, una cinta con "Muñeiras", que le había grabado el señor, Antonio, cuando iban a Vigo. El señor Antonio y su mujer la señora Felisa partieron junto a mis abuelos a veranear en el recuerdo. Y mi recuerdo se vuelve realidad. Mis lágrimas caen en los montes gallegos,quemados, inundados de cenizas, surcados de porqués de quienes, los cuidaron, mimaron, acariciaron; de quienes, construyeron cuentos sobre sus laberintos; de quienes, olvidaron la servidumbre de la ciudad para perderse en el silencio. El silencio ha sido roto por aquellos que han provocado esta masacre, donde han muerto cuatro personas, muchos animales, y miles de árboles, que no entienden su muerte agónica. Lloro a Galicia, lloro a la parte de mi infancia quemada.
Con todo mi cariño al Señor Antonio, la Señora Felisa, que ya no están y a los que si están: Alba, Jesús, Elena y familia y Roberto y familia
Con todo mi cariño al Señor Antonio, la Señora Felisa, que ya no están y a los que si están: Alba, Jesús, Elena y familia y Roberto y familia
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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