martes, 16 de enero de 2018

Escalofrio del tomate

El tomate, sonmoliento, se esconde en la cocina en cualquier esquina, para no ser visto por el hambre de depreador de su dueño,  quien lo compró en el mercados de esclavos de frutas, que yacen encandenadas a una caja de plástico sin poder huir al campo.  Anhelan ser semillas, para crecer lentamente, al abrigo del aire y de la lluvia. Un escalofrio delata al tomate. Unas manos vigorosas lo cogen, lo trocean, lo dejan sobre un plato. Abren la boca, lo muerden con gusto. El tomate ha muerto por un escalofrío.
Ana Tapias( todos los derechos rerervados)

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