Ojalá, pudieramos reciclar el tiempo. Ajustar sus manecillas para volver la vista atrás e incrustarnos en el ayer. Adonde llegariamos cubiertos del polvo tecnológico; para abrazar con nostalgia la infancia, donde nunca soñamos que las arrugas limitarian nuestras cordilleras faciales; donde nunca imaginamos, que las lágrimas serían utopias envueltas en papel albal; donde nunca desistimsos de jugar a la comba por miedo al dolor de rodilla; donde nunca tuvimos miedo de asesinar al mañana efimero que nos devorará como Saturno a sus hijos.
Ana Tapias
Con todo mi amor, a mis cinco sobrinos que son mi mañana.
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