martes, 30 de junio de 2015

Guille

Guille es el tercero de mis cinco sobrinos. Ayer inició sus vacaciones de verano. Los primeros quincdias de Julio los va a pasaen Segovia. Salíó de su casa en Madrid, alegre, jovial, despegado de su rutina. Para llegar al intercambiadode Moncloa, desde donde salel bus;  tenía que viajaen metro. Iba feliz con su padre y su hermano  comentando  cosas sobre las vias;  sobre el tren; sobre el tranvia. LLegamos, saqué los billetes, montamos eel autobús. Desde la ventanilla veíamos a su padre y  a su hermano, estaba tranquilo, de repente mdijo: " Se mescapan gotitas de los ojos".  Mi corazón lloraba coél. Guille, el niño rubito, de ojos azules; algo travieso, simpático; había viajado por primera vez al país de las emociones.


A mi Guille.

Ana Tapias.

domingo, 28 de junio de 2015

40 grados

 
En Madrid,  ayer llegamos a 40 grados. Mi cuerpo se trasforma en una cárcel de sudor;   acumulado  segundo a segundo,  minuto a minuto, hora a hora; ante el que nada puedo hacer. Me atrinchero en mi celda,  donde permanezco adormilada.  Mis neuronas se afanan por pensar¿ Cuándo terminará esta ola de calor? Busco consuelo en la previsión del tiempo, que lejos de animarme,  me aterra:  hoy llegaremos, de nuevo,  a los 40 grados.
 Mi cuerpo buscará  consuelo en una ducha de agua fría, mi auténtico pañuelo de lágrimas.
 
 
 
 
Ana Tapias.

sábado, 27 de junio de 2015

Día del Orgullo Gay

Hoy se celebra, en todo el mundo,  el Día del Orgullo Gay.
 La discriminación a los que aman a personas de su mismo sexo,  debe ser eliminada del pensamiento. Batalla difícil,  pues fuimos educados por el sectarismo de la religión.  La monja, que nos daba la asignatura de religión-católica; una mujer bajita, con gafas. Nos inculcó que el fin del matrimonio era tener hijos. Hay otras religiones que persiguen, encarcelan, matan a los homosexuales; quienes se ven obligados a llevar una doble vida; a casarse con mujeres; a tener hijos con ellas.
La discriminación  a los que aman a personas de su mismo sexo, debe ser erradicada del comportamiento de la sociedad. Debemos enseñar a mirar al amor sin camisas de fuerza; sin la opresión de la tradición. Recuerdo una escena que me pareció bellísima:  Dos chicas, jóvenes, besándose en un barrio de Madrid; ocultas entre dos coches.   Pensé que eran afortunadas por tenerse la una a la otra. Envidié su besos, sus caricias, sus abrazos.
Ya han sido derramadas demasiadas lágrimas. Los hombres y las mujeres que aman a personas de su mismo sexo, han de ser iguales ante la ley; ante las pupilas de la gente. No son enfermos, ni locos, ni desviados, como han sido tratados.  Son hombres,  mujeres, cuyos  corazones laten.
Yo respeto, admiro, y envidio su amor, que tantas persianas ha levantado.
 
Ana Tapias.
 
 

viernes, 26 de junio de 2015

Actos

Ayer me reencontré en el parque a las, 11.30, con la abuela de, Paloma. Una mujer, peruana, que  dejó su país para ayudar a su  hija. Nos conocimos hace cinco años.  La abracé con amor, deseaba verla. La encontré bien de aspecto;  ahora se ayuda de  un bastón para caminar. Hablamos con la    emoción,  causada por los cuatro  años sin vernos.
 En Susa, Túnez, treinta siete turistas cayeron sobre la arena, acribillados por las balas de un  terrorista que buscaba  derramar sangre, dolor y lágrimas. Esta no es la guerra que hizo, Churchill, es otra con un enemigo difícil de combatir. Ya no hay frentes, ni ejércitos, ni líneas que conquistar. La guerra la encabezan un grupo de hombres escondidos, refugiados, camuflados, bajo las manos de otros; cuyo objetivo es  aniquilar, en cualquier lugar, a los que no son como ellos.
El mundo no es de quieres usan la violencia como arma. El mundo es de quienes hablan, de quienes sonríen, de quienes escuchan, de quienes se descalzan sobre la realidad para sentir su caricia.

Ana Tapias.

jueves, 25 de junio de 2015

Ola de calor

Los que  pronostican  el tiempo, anuncian una ola de calor  para el sábado y el domingo.  Estoy aterrada ante el subidón, que no podré combatir con paracetamol, que sufrirá  mi cuerpo. Me encuentro con Marta, es la vecina de mi hermana; ella y su madre, Maite, forman parte de nuestro paisaje del amor, son encantadoras.  Marta se asoma a la terraza, ha descubierto que Mariana, de dos años, dice" Jo tía", como si fuera una adolescente quejándose ante otra adolescente.  Marta es enfermera, hoy tiene guardia, 12 horas seguidas. La comento que llega el calor, más mortal,  que tendrán muchos casos de " Insolación". La pregunto ¿ Qué he de hacer si le pasa algo a los niños?. Me contesta" Que beban mucha agua, que estén hidratados".  Se despide con una sonrisa, se va a dormir. 
 La ola de calor para una, segoviana, como yo, que ama sentir el frio,  para luego llegar por la noche y acurrarse bajo la mantita, es una tortura a la que me someteré con paciencia, con entrega, y con pasión, ésa que desborda mi sudor.
 
Ana Tapias.

Parque

Paso las mañanas con mis sobrinos en un parque de Madrid. Juegan con el cubo, con la pala, que es un anticipo de sus vacaciones. Observo a la gente:  unos permanecen  sentados en bancos; otros de pie;  procuran mirar a los niños, de los que están cansados;  en cuando pueden alejan sus ojos de ellos,  para buscar la felicidad en el móvil. A él, llegan  palabras e imágenes, que se instalan  en sus cuerpos,  agotados de las fronteras de la rutina,  que vadean leyendo otras realidades.
 En la zona alejada de los columpios,  los perros,  corren,   ladran, son libres de la correa que los conmina a ser fieles a un mismo amo de por vida.
En lo más profundo del parque,  residen los sin techo, a veces se dejan ver. A la fuente de cuatro chorros, llega un hombre,  se desnuda por partes, para no llamar la atención. Necesita asesarse para seguir caminando con su casa a cuestas; una bolsa de mano ligera.
Me dirijo  a la fuente, con mi sobrino pequeño,  a llenar la botella de agua. El hombre se aleja al acercarnos, mi sobrino ha visto lo qué hacía. Volvemos a los  columpios,  donde su hermano, mayor, juega con la arena. Mi sobrino, pequeño, grita " He visto a un hombre meando en la calle". Nadie le escucha, la vida es ya es demasiado difícil como para encima tener que hacerse cargo de la de los demás.
 
Ana M. Tapias Garcia.

miércoles, 24 de junio de 2015

Madrid

Me gusta caminar por Madrid, cuando el calor no es asfixiante;  fijarme en el lujo que derrochan los escaparates; en el glamour de sus ciudadanos, siempre a la moda en la calle Ortega y Gasset; que esconde  historias de supervivencia bajo los cartones. Hombres y mujeres cuyos sueños, han sido atrapados, encarcelados, doblegados,  por las prisas, por la contaminación, por la falta de trabajo. Hombres y mujeres a los que nadie mira,  por miedo a caer al vacío que encierra  su suciedad. Hombres y mujeres que buscan ser perdonados por residir en la miseria.
Me gusta caminar por Madrid, cuyo  horizonte  se forma  de edificios sin escaleras de incendios.
 
Ana Tapias.

¿ Ser o no ser maestro?

Estos días los paso con mis sobrinos, el mayor, Santiago,  cursa Primer año de Primaria,  le dieron las notas el lunes. Mi hermana fue a hablar con el maestro; un chico joven, agradable, entusiasta. La explicó asignatura a asignatura su decisión.  " Que si le bajó la nota por no estar atento; por tener un mundo propio; por ser poco participativo" etc.
A mi me daba la impresión que el maestro se ha convertido en un juez de aptitudes; en un tasador de comportamientos; en un señor feudal al que pagar al diezmo. Una de sus maestras, la que le  daba dibujo, le suspendió en la Segunda evaluación, sembrando en, Santiago, la inseguridad. Le quiero hacer  entender que su maestra no es una diosa, solo una mujer que opina,  pero Santiago ya no quiere  dibujar.
Mis maestros nunca me entendieron, me pegaron por mis desaciertos con la matemáticas; con el lenguaje; con la religión. Nunca fui feliz en el colegio. Con el paso del tiempo,  mis años escolares los recuerdo como si hubiera pasado por un campo de concentración, donde fui anulada.  Intento que mi  sobrino no sea  uno más en una fila, dispuesto a dejarse llevar por la tiranía de  un hombre o mujer ,cuyo ser o no ser de maestro, dependió tal vez de su nota de selectividad;  pero mi sobrino aún  cree en los pequeños tiranos.
 
 
Ana Tapias.

Félix Breton


Félix era un argentino de raíces españolas.  Era  alto, de rostro tierno,  cuajado de  arrugas; debajo de las cuales se intuye el paso del tiempo  de un hombre apuesto; de  manos ágiles a la compresión, a la empatía, a la búsqueda de la verdad; de piernas amantes de la amistad; de mirada severa contra la injusticia.
Félix, partió  para encontrarse con su ayer:  una foto en blanco negro, en la que aparecen:  su mujer,  sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos, sus  hermanos, sus primos, sus amigos.  Viven, juntos,   al otro lado de la frontera, cerca del recuerdo. En una  casa, a la que, Mercedes, acudirá en sus noches de insomnio, en sus amaneceres de lágrimas, en sus viajes de felicidad, con el pasaporte de la memoria, donde su cuerpo se acurrucará hasta convertirse en alma.
Descanse en paz un hombre bueno.



Con todo mi cariño a mi querida amiga Mercedes.
Ana Maria Tapias Garcia

miércoles, 17 de junio de 2015

resistiré

Ana Tapias

Buscando el color

Ana Tapias

Esquina sombreada

Ana Tapias

Esquina solitaria

Ana Tapias

la feria


De pequeña me hacía  ilusión ir a la feria, qusencontraba a las afuerade la ciudad, lugar inaccesible para ir caminando.  Iba con los abuelos, agarrada  de la mano  qusabía volver a casa. Mi abuelo desmenuzaba la feria de su infancia, en la Plaza mayode Segovia, donde los feriantes llegaban cada año con unas barcaen las qumontaba. Ante mis ojose abría un mundo, nuevo, de olores, sabores, emociones acarameladas a algodulce; a palomitade colores; a churros recién hechos. Miraba con ojos de miedo la escoba, del hombre qusescondía eel tunel, del"Trede la Bruja", sabía que podía ser una de sus víctimas. 
Ayer caminaba poel recinto ferial, absorta en mi infancia, golpndomen la ilusióla realidad. Ví unas mantas sobrel suelo, dos personadormían; a unos metros un hombre y una mujer, de color, en una furgoneta caidos sobrel volante, parecían questaban muertos. Eran vendedores ambulantedesfallecidos;  cuyas vidas giran alrededode los capríchos de niños, de adultos; sin mares que saltar; sin vallas quescalar; con comida caliente; con un techo bajo el qusoñar.

Ana Tapias

martes, 16 de junio de 2015

Corrupción, tuits, y otras rimas

Me cuesta entender la obsesión que le ha entrado a algunos politicos, a algunos dirigentes sindicales por acumuladinero. Saqueando sin pudor las arcas  públicas.¿ Vivimos en el país de Alibaba y los  cuarenta mil ladrones o  en el de cinco millones de parados?
Mi madre una mujer sosegada, prudente, reflexiva,  me dice" Calladita estas mejor", a veces soy un torrente de palabras sirima, que chocan contra la realidad:  un laberinto austero, conciso y cauto de límites a los que respetar.
Creo en la libertade expresión,  siempre que no agreda, no humille, no haga llorar a las víctimas. Me cuesta entendela obsesión que le ha entrado algunos politicos poescribi tuits.¿ Vivimos en el país de los gus tuiteros o en el de Cervantes?

Ana Tapias.

lunes, 15 de junio de 2015

El dependiente

Mercedes quería comprar  regalitos para sus amigas argentinas.  Entramos en varias tiendas, en una de ellas situada en la Plaza Mayode Segovia, había udependiente en el mostrador. Era mayor, calvo con gafas, leía el periodico  ajeno a los objetos que se acumulaban por la  tienda. Habló, le saludé. Me dijo que hablaba solo. No sabía qué decirle, mi empatía salió en mi rescate. "Yo también lo hago", contesté con seguridad." Me he quedado viudo hace poco, lloraba;  aún la veo,  oigo su voz, que me pareció la tuya", concluyó. 
Mi voz se ahogaba entre sus lágrimas. Poco más añadí, ofrecer consuelo a un desconocido es como forcejear con una mariposa.

Ana Tapias

Otros guías turisticos

Las ciudades esconden a guías turisticos, ánonimos, que ayudan a entender la geografia de los silencios,  que vivesiglo a siglo en las iglesias. Ayer mirábamoMercedes, Eduardo y yo como caía la noche sobrSegovia, acercándose una mujer mayor a nosotros, atraida poel acento argentindMercedes y d Eduardo, que pasan unodias eSegovia. Fudesgranando los atributode San Justo;  San Millán; San Martín y la Trinidad. 
Menudita, rubia, con gafas; trajde chaqueta marrón. Vive al lado del Acueducto, contaba que la luz cambiaba su forma desdel amanecer hasta el anochecer. La  escuché como si fuera una turista más. Amo aprendede laseñoras con voz de ayer.


Ana Tapias

sábado, 13 de junio de 2015

Radio Filarmonía-Lima.

Los sentimientos vuelan polas calles,  gracias a la radio, para llegar al corazón,  donde viven acompasados al murmullo del silencio, que los acompañan en su latído hasta pereceen él. La radio forma partde mis recuerdos: llegaba del colegio y encontraba a mi madre, y a mi abuela, escuchando la radio-novela, absolutamentensimismadas, con los oidos encogidos, absortos  en voces ajenas a la realidad.
En Lima(Perú) hace 30 años nació Radio Filarmonía, entregada a difundir la música clásica a seres con corcheas en blanco y negro, a las qudieron color; dispuesta a hacer bailar a pies agotados tras la dura, vacía, somnolienta jornada laboral; subyugada a acompañar saltándose la distancia del anonimato.
Hoy, Radio Filarmonía llora como si fuera una amapola por sobrevivir al chaparn de la crisis,  que la aparta de las manos que la sintonizan; que la aleja de los hombres, de las mujeres, de los niños, que la abrazan, que la  acarician, que la susurran en soledad.
Radio Filarmonía  ha de continuar amando al viento.
A Carlos de la Vega-Romero poregalarmnotas musicales.
Ana Tapias

viernes, 12 de junio de 2015

Lágrimas

A veces  las cosas se estancan, las personas me hieren, sufro, me acurruco en la manta de la infancia. No quiero salir de ella. Mi abuelo se llevó a mi conejito de peluche que me consolaba. Lloro  en silencio. Las lágrimas son aburridas, y, están mal vistas en las calles. Oculto, tapo, vendo mi dolor, lo cubro con una titirita. A veces.

Ana Tapias.

jueves, 11 de junio de 2015

Lentejas

Mi madre anochdejó a remojar lentejas, las he visto al levantarme. He pensado me comeré los espaguetis que sobrarode ayer.  De pequeña, cuando las  lentejas formaban partde un pure verde;  tragaba una cucharada, no muy llena, bebía lentamente un trago de agua, que aliviaba el sabor, así hasta que terminaba la afrenta de mi madre. Sabía que odiaba las lentejas.
Hay una frase que llevo tatuada en mi memoria No fastidies", la dijo mi abuela, Encarna, al saber que aquel dia había lentejas. He sonreido al toparme con las legumbres, que son para mí la ternura de un  recuerdo que saboreo sin miedo. 


Ana Tapiasr

Nigeria

La violencia contra las niñas, contra las mujeres, se explaya de muchas formas, siendo una de ellas la mutilación genital, que sufren en, Nigeria, 19,9 millones de niñas. Goodluck Jonathan, presidentde Nigeria, ha firmado un  proyecto de ley que lo tipifica como delito. En el mundo se cree que lo han sufrido 125 millones de niñas.
 Se mescapan las lágrimas al intuir la humillación, el dolor, la perdida de la dignidad, que padecieron, las niñas mutiladas. 
 Las mujeres somos libres, no animales a quien acuchillar; a quiedomesticar bajo la costumbre. Una mujer un voto. Construyamos  una  democracia entre todos y para todos, basta ya de cuotas, basta ya de techos de cristal.  Las mujeres sonreiremos.

Ana Tapias.

LLuvia, tormenta y otros pactos

La noche ha sido un concierto drayos, de truenos,  acompañados por la lluvia. Siempr tan fiel a todo lo que huela a mojado; a soñar bajo el paraguas; a ver caminar a cuerpos encorvados; a la distancia de las piernas cuando formacharcos; a someterse a las pequeñas imposiciones de las nubes. Como los ,nuevos, partidos politicos, aún minoritarios, que imponen sus claúsulas, matrimoniales  a los, viejos, partidos politicos; que  firman para evitaempaparse, calarse, del silencio de  ser oposición.
 A dos dias de costituirse los Ayuntamientos la tormenta arrecia.

Ana Tapias

miércoles, 10 de junio de 2015

Sala de espera

Ayer.  acompañé a mi padre al oculista, la sala de espera estaba llena de pacientes que hablaban; de enfermeras que pasaban lista; de soldados con jeringilla que buscaban víctimas con las que ensañarse;  de viejos combatientes que al llegar a los 70, años, perdian las fuerzas, y, las pocas que les quedaban, se rebelaban al leer la carta que los comunicaba  que le subìan la pension 1 euro. 
Enfrente ,mía, había una mujer sentada en una silla de ruedas: alta, gordita, pelo blanco, corto; gafas. Mi padre conocía a su marido, sode pueblos vecinos. Supe su drama. Hace un año murió su hijo con 41 años, la dio un infarto a los poco meses. Me fijé en cómo miraba a una señora situada a mi derecha, sentada en una silla de ruedas: bajita, las piernas vendadas, con falda; sin gafas.
 Nunca se conoceran, sufren, eso las ha unido en un diálogo mudo de dolor; eso las ha unido en una silla de penas encriptadas que no logré descifrar.

Ana Tapias

martes, 9 de junio de 2015

Pedro Zerolo

No soy socialista,  pero admiro a  gente como, Pedro,  que luchaba;  que daba la cara por lograr un mundo más igualitario; un mundo  sin fronteras clasistas;  un mundo  si tradiciones caducas a las que anclarse;  un mundo  sin palabras  qudiscrimen a los que aman sin mirar a la costumbre:  a los que sueñan que el arco iris se puede pintaen el corazón. Un mundo sin lágrimas.


 Hoy lloro la muerte Pedro Zerolo, un hombre valiente.

Con cariño.
Ana Tapias

lunes, 8 de junio de 2015

Conversaciones

Recuerdo haber oido contar a Carmen Martín Gaite, que la gustaba ir en el autobús y escuchar conversaciones de la gente. Soy Martín Gaite caminando. Ayer, me llegaron tres voces de mujer. La primera iba con su marido, los dos de cincuenta y muchos. Hablaba sobre otra mujer, decía"Además la gusta el cine". Zanjé la conversación añadiendo" y más cosas la gustan.
Seguí paseando, la segunda también iba con su marido, los dos jubilados recientes. Me llamó la atenciócómo pronunciaba la palabra" Desencuentro" y cómo le susurraba" Que se enfadaba potodo".No supe qué decir". 
 A la vuelta de la esquina, aún inquieta por los desencuentros matrimoniales,  la oí. Era alta, delgada, bien vestida, rondaría los cincuenta y cinco. Comentaba a un matrimonio mayor " Gente de mi edad que hemos ocupado puestos de responsabilidad,  y drepente no vales". Me  entristeció su dolor.
Mis pies lloraban por la soledade mis pasos, solo esuchados poel asfalto.


Ana Tapias.

don Andrés

Pertenezco a la parroquia  de la Santísima Trinidad, una Iglesia románica, situada a cinco minutos de  la Plaza mayor de Segovia;  escondida a la vista; de la que acumuló muchos recuerdos. A los seis años el cura, Eufrasio, al iniciar la misa mdijo" Vetniña", la culpa fude mi prima, Rita, que me hizo reir. Años y años de catequesis para tomar la Comunión, la Confirmación. El funeral de mi abuelo, Leoncio. La boda de mi hermana, Encarnita; el bautizo de sus tres hijos.
 Mi fe se fudiluyendo, desdibujando, difuminando  en la realidad. Voy poco a la iglesia, admiro a don Andrés,  rroco de la Santísima Trinidad, es un pastor  entregado a sus feligreses. Sus palabras hechizadas por el sentimiento llegan al corazón. Mi amiga, Puri, no pudo contener las lágrimas en el  funeral mi abuela, Encarna, a quien apenas conocía. El sábado en el  funeral  del, viejo, carpintero. La  tristeza quemaba mi mirada. Lloraba lentamente, no quería que me vieran, que supieran qudon Andrés me había hecho ver a Dios, tras décadas  dudando. Voy poco a la iglesia.

don Andrés con cariño.