miércoles, 17 de junio de 2015

la feria


De pequeña me hacía  ilusión ir a la feria, qusencontraba a las afuerade la ciudad, lugar inaccesible para ir caminando.  Iba con los abuelos, agarrada  de la mano  qusabía volver a casa. Mi abuelo desmenuzaba la feria de su infancia, en la Plaza mayode Segovia, donde los feriantes llegaban cada año con unas barcaen las qumontaba. Ante mis ojose abría un mundo, nuevo, de olores, sabores, emociones acarameladas a algodulce; a palomitade colores; a churros recién hechos. Miraba con ojos de miedo la escoba, del hombre qusescondía eel tunel, del"Trede la Bruja", sabía que podía ser una de sus víctimas. 
Ayer caminaba poel recinto ferial, absorta en mi infancia, golpndomen la ilusióla realidad. Ví unas mantas sobrel suelo, dos personadormían; a unos metros un hombre y una mujer, de color, en una furgoneta caidos sobrel volante, parecían questaban muertos. Eran vendedores ambulantedesfallecidos;  cuyas vidas giran alrededode los capríchos de niños, de adultos; sin mares que saltar; sin vallas quescalar; con comida caliente; con un techo bajo el qusoñar.

Ana Tapias

2 comentarios:

  1. Efectivamente, las ferias a todos nos traen gratos recuerdos de la infancia.

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    1. Si Paco, maravillosas manos a las que nos aferrábamos.

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