Félix, partió para encontrarse con su ayer: una foto en blanco negro, en la que aparecen: su mujer, sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos, sus hermanos, sus primos, sus amigos. Viven, juntos, al otro lado de la frontera, cerca del recuerdo. En una casa, a la que, Mercedes, acudirá en sus noches de insomnio, en sus amaneceres de lágrimas, en sus viajes de felicidad, con el pasaporte de la memoria, donde su cuerpo se acurrucará hasta convertirse en alma.
Con todo mi cariño a mi querida amiga Mercedes.
Ana Maria Tapias Garcia
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