A veces las cosas se estancan, las personas me hieren, sufro, me acurruco en la manta de la infancia. No quiero salir de ella. Mi abuelo se llevó a mi conejito de peluche que me consolaba. Lloro en silencio. Las lágrimas son aburridas, y, están mal vistas en las calles. Oculto, tapo, vendo mi dolor, lo cubro con una titirita. A veces.
Ana Tapias.
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