Ir a trabajar se ha convertido en un campo de batalla, lleno de balas, metralletas, bombas, que sortear. El enemigo, se sienta enfrente; sonríe, habla, es amable, pero, en un descuido le observas cómo te mira. Se siente superior, tú eres, la, el, inútil, que estará unos meses, y que se irá. Él o ella, se quedará, lleva allí media vida; nunca ha tenido dudas; ni ha llorado delante de sus errores; es un dios o una diosa, que se me mece en el Olimpo. Callas, sudas, te quieres meter dentro del abrigo, a pesar de ser verano. La vida sigue igual para los de siempre, el resto escarbamos trincheras. La paz no existe, a no ser que seas funcionario de carrera, laboral fijo, o enchufado a perpetuidad.
Ana Tapias
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