- Suelo madrugar, para disfrutar del silencio. Desde mi ventana, la sierra parece invisible, es como un espejismo de mi mirada, que aun continua pegada a la otra realidad. Cada noche, me visitan pesadillas. Cerré los ojos, anoche, leyendo a Alice Munro, y de repente mi brújula sin sentido, me acercó a diversas formas de hombres y de mujeres. Recuerdo la últimas, en la casa de mi abuela: no sé por qué estábamos allí, mis padres y yo. Parecíamos asustados, teníamos que dormir, todos en la misma cama, la del tío Esteban; el único de mis tíos que llegó a los 105 años. La foto del bisabuelo, Ignacio, pendía sobre nuestras cabezas, como un juez amenazando con dictar sentencia. Otra imagen, llega a mi mente, en la misma casa: un chico joven, no le conozco hablo con él como si le conociera. Estamos esperando a su tío, que es escritor, tal vez fuera Rimbaud, o algún francés. Me da miedo lo que me cuenta, arranca cabezas. LLega a la casa, es muy alto, su cabeza es diminuta. Parece sacado de la película "Nosferatu", anda despacio, busca a alguien entre nosotros. Me despierto. Asumo que no sé que significa el sueño, y nunca lo sabré. La imagen del escritor me perseguirá durante horas. El día avanza lentamente.
martes, 5 de julio de 2016
Pesadillas
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