Los que no sabíamos con exactitud qué era un máster, lo hemos aprendido de golpe, de sopetón, bruscamente; como si fuera una bofetada a nuestro, decadente e irremediable, analfabetismo. La culpable de este aprendizaje, traumático, es la presidenta de la Comunidad de Madrid. Quien cuenta los segundos, los minutos, las horas, de su agonía. Morirá como lo hizo Julio César en los Idus de Marzo. A pesar de todo, ella, sigue sonriendo en su camino hacía el averno, donde, tal vez, pueda cursar otro máster al ritmo de los demás alumnos y resucitar de entre los muertos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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