Intentaba
memorizar, la Ley del Procedimiento Administrativo Común, cuando el corazón
casi se me paró. Un ruido imposible de asumir, sonó junto a la puerta. Corrí hacía ella, miré por la mirilla, no vi a nadie.
Pensé, que los ladrones estaban fuera y querían volver a entrar. Intenté que mi
corazón volviera a su sitio, haciendo unas cuantas fotos; contando cómo me
sentía a mis amigos(quienes me ignoraron), escribiendo en Facebook lo que había pasado(una de mis
amigas, a quién conozco personalmente, de cuyo nombre no quiero acordarme, se río) El día 26, hace cuatro meses que vimos cómo nuestra casa fue
desvalijada, aún estoy superándolo: duermo mejor, salgo a caminar sin girarme,
ni observar compulsivamente a quienes me rodean; consigo estar medio tranquila
si dejo la casa una hora sola. Sigo insultando a quienes nos robaron la paz interior.
Me agotan los comentarios de la gente como: "Bueno si no estabais dentro
“Eso no fue nada, olvídalo" Me callo por educación, no quiero malversar mi
ira hacia ellos; pero pienso "El día que te pase a ti, ya verás cómo se
pasa". Antes no me inquietaban los ruidos. Antes no sabía que podían
violar mi intimidad. Antes era otra. Ahora soy una persona diferente, pues cada
acontecimiento nos aporta un matiz de supervivencia, que hemos de aprender a
afrontar y en eso estoy.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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