Envejecer no es cuestión de humanos, que disimulan sus canas con tintes de diversos colores en su pelo; también es cosa del estropajo. Dentro de unos dias, tendré que enterrar en silencio, sin derramar lágrimas, bajo mi anulada preocupación por el destino de su alma a mi estropajo. Sólo me quedará el recuerdo de los buenos momentos juntos al lado de platos, cubiertos, vasos, ollas, cazuelas, y bandejas de cristal. Adiós amigo, nunca olvidaré el cariño que tenías a mis dedos, a mis manos, a veces, cargadas de palabras que nunca borraste. Adiós.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
©
No hay comentarios:
Publicar un comentario