Los charcos reflejan otra realidad que nos acecha bajo la imperfección de formas no acabadas, no rotundas, no versátiles, no enquistadas en la dictadura de la razón, que nunca lleva razón; que nos vigila desde la distancia de su anominato, dentro del cual se ahogan en soledad; que nos invita a saltar hacía dentro de su ego para soñar en otro color; que se postula como corredor entre el posiblidad y el deseo. Los charcos son dos cuartetos, dos tercetos de lo imposible.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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