Siempre, me gustaron los héroes derrotados, tal vez porqué yo
sea uno de ellos, y entiendo cómo a pesar de los fracasos; de llorar cuando
nadie nos ve, cuando nadie nos escucha,,
cuando nadie nos pregunta. Asumimos la
derrota con dignidad, sin mirar atrás; con agujetas en la esperanza,; con
metralla en las piernas que sangran pero que siguen caminando; con silencios en
las manos que hablan escribiendo; con destellos de felicidad que brillan en sus
anhelos. El héroe se levanta con lágrimas en los ojos, pero no odia, ni escupe,
ni vocifera. Bautiza su realidad como si fuera maravillosa, cada día.
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