Los latidos se pausan, se congelan,
se desdibujan, con el paso de los sentimientos sobre nuestros
cuerpos; que sobreviven vencidos por el dolor, que devora pañuelos bajo la
oscuridad, que cierra los ojos descuartizados de sonrisas, que margina la esperanza
en que se cumplan los sueños. El corazón lentamente aprende a olvidar.
Ana Tapias(todos los derechos
reservados) ©
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