Ese árbol con este cuervo, se encuentra dentro de los jardines
del Alcázar en Segovia, donde, don Antonio, vivió varios en años. En una
pensión en la calle de los Desamparados, a escasos cinco minutos de allí. Lo encuentro
paseando tranquilo, sosegado, absorto en sus palabras. Me da miedo interrumpirle,
pero lo hago. Hablamos del país, de que aún no se ha vuelto a proclamar la
República. Admiramos la belleza de los campos de Castilla, que se extienden
bajo nuestras midas. A veces, le pregunto por el estado de su melancolía;
otras, le regaño por su torpe aliño indumentario. Me despedido con un beso en
la mejilla. Antonio se sonroja. Sigue su camino, y yo el mío. Son tardes de
soledad.
Ana Tapias( todos los derechos
reservados) )©
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