Al cabo del día, escucho, leo, muchas formas de hablar, de escribir. No me molestan los tacos, ni me agreden. En Segovia es común el" Hostias, o no me toques los cojones". Los poetas tienen la obligación de ser espejos donde se reflejen sus lectores. Me he pasado las dos últimas semanas leyendo a un poeta, utilizaba palabras como pavos, para referirse al dinero; cepillarse por hacer el amor; y más expresiones que he olvidado. Su lenguaje roto, deshilado, desencajado; me hacia apartar la mirada de sus textos; me acercaba al sufrimiento de la perfección, que ha tener un poeta; me desquiciaba mi anhelo de belleza. El lenguaje no es provocar, es acariciar las ideas que nos rodean.
Ana Tapias
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