He madrugado, a pesar de ser sábado. Confieso que amo el silencio, la oscuridad, la distancia con el ruido. Mi pensamiento crece, sin necesidad de la masificación de la rutina. Abro los ojos, que olvidan el pozo de los sueños, soy una mujer que sueña mucho, y luego recuerda. Despierta, mi mundo paralelo, me cercena la voluntad para que lo escriba; me susurra" Estoy aquí". Fotografió hojas, que son las últimas voluntades de los árboles, para silenciar mi mundo, no lo consigo. Me habla continuamente, sin cesar; a veces, no lo escucho imbuida en las injusticias de un mundo que lucho por cambiar. La noche destierra las preocupaciones a mi cámara frigorífica; el día que nace, bajo el sonido de las campanas, saca a la luz el mundo de los otros; el mío espera ser escrito.
Ana Tapias
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