El otoño ocupa mi mirada, en estos días en los que se aproxima el cambio de hora, y, la noche surcará las calles; en Siria los cadáveres invaden escuelas, hospitales, calles. Lo llaman ataques, son asesinatos masivos. Esta vez, ha sido en Idelb. Las hojas agonizan ante la incertidumbre; en cada amanecer; en cada sonido de muerte; en cada lágrima de terror ante el enemigo que cruza el horizonte. Los niños se convierten en pasado, cuando deberían ser futuro. Las sonrisas se trasforman en sombras. La vida no es rutina en Siria, es un acontecimiento. La guerra ha de parar para que las hojas sueñen.
Ana Tapias
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