Mi abuelo, materno, narraba la Guerra Civil Española, en la que tuvo que luchar. Con el paso de los años, sé que le hubiera preguntado si se hubiera cambiado de bando; entonces era padre de mi madre, y otro hijo llegaría pronto. He imaginado, muchas veces, un diálogo invisible con mi abuelo, donde discutía con él. Enamorada de la idea romántica de la guerra como algo decisorio para cambiar tiranías de los países; estudié la carrera de Historia. Creaba frentes, estrategias, avances, retrocesos, en mi mapa mental. Leí libros y más libros sobre todas las guerras. Después de años y años de sentir batallas, de blindarme ante el sufrimiento ajeno, de no visualizar a los muertos llamados "colaterales". La palabra guerra, se ha convertido en mi diccionario en una definición, donde los asesinos con medallas, utilizan la maquinaria de poder para vengarse de su condición de seres frustrados, inacabados, rotos, desquiciados, que matan sin piedad la alegría de seres que no se pueden defender. ¡ Si mi abuelo viviera seguro que lo entendería!
Ana Tapias
No hay comentarios:
Publicar un comentario