Los humanos somos especialistas en crear barreras, que cercenan las ansias de libertad de otros ciudadanos. Noruega construye una valla de seguridad en Storkog, en su paso fronterizo con Rusia en el Ártico. Los refugiados que huyen del hambre, de las bombas, de la muerte, en sus países; tendrán que idear otra forma de sobrevivir. Tal vez, deberían ganar terreno al mar y crear un país sin banderas, ni nacionalidades; donde sus cuerpos fueran libres de caminar, de soñar, de amar, de dibujar estrellas en la arena, de adobar caricias, de reír sin pistolas, de comunicar la vida, de enterrar a los muertos, de vivir sin ser sombras.
Ana Tapias
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