El juez de instrucción número cuatro de Pamplona, procesa a los cinco sevillanos que jaleaban mientras penetraban a una joven de 18 sin consentimiento. Ellos grabaron la agresión. Me asquea su cara, su figura. No quiero saber nada de ellos. Veo sus fotos, sonríen, pero, una mujer de 18 años no dejará de llorar cada noche. Las agresiones sexuales, deberían estar penadas como si fueran un crimen, pues matan a un ser humano de por vida, lo encarcelan en su duelo interior, lo alejan de la rutina. Los violadores, suelen reincidir; sería bueno pensar en la castración química para ellos. Las mujeres tenemos derecho a caminar sin miedo.
Ana Tapias
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