Llevo veintiocho días en mi nuevo trabajo ( pido disculpas a Toñi, a Mónica, y a Ana, por mi torpeza). Desde entonces, el sentimiento de derrota me acosa, me vigila, me inunda, cada segundo. Ya no sé si soy capa de caminar sola de vigilar a las estrellas; de sumar momentos. Mis ojos se inundan de lágrimas, sin ir a buscarlas. Soy una mujer diminuta, diluida, desdibujada, por la tristeza. Mi kilometraje de sonrisas esta bajo la cero. La derrota es parte de mi invierno personal.
Ana Tapias
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