Envuelta entre pesadillas, que me llevan a un lado a otro de la cama. Me miro en el espejo: me han desposeído de mi cabeza. Mis neuronas correrán libremente por la casa, se perderán por los rincones, no las podré recuperar. " Soy torpe, soy torpe, soy torpe", me repito. Llevo un chándal horrible, que creía que había tirado hace años. Soy el busto de un maniquí de tallas grandes. No puedo pensar qué me ha llevado a ese estado, la única solución es despertarme. Me levanto con inquietud. Busco el espejo que hay enfrente de mi cama, soy yo, ese ser cargado de incertidumbres.
Ana Tapias
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