No entiendo el porqué de mis lágrimas; me visitan a menudo, sin pedir permiso; desbordan mi razón. Hace cuarenta años, estaría delante del televisor de mis abuelos maternos, junto a mis hermanas, viendo a " Gaby, Fofo, Miliki y Milikito", los payasos de la tele; con un bocadillo entre mis manos. Hoy, estoy frente al ordenador; escribiendo lo que no puedo gritar; lo que mis sonrisas, mis palabras, mis gestos; se afanan por esconder: lloro en soledad, en silencio, en pausada agonía. Ya no creo en el ser humano. Mi dolor, camina junto a don Qujijote, a Sanchopanza; en busca de utopías, que alivien mi tristeza en un mundo que ha perdido el corazón.
Ana Tapias
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