Creo que soy atea o agnóstica, nunca lo tengo muy claro este debate interior; al que dedico pocas horas. En Navidad, no celebro el nacimiento del niño Jesús. Lo que me gusta de estos días, es la ilusión que se enciende en mi interior con las luces; me lleva a comprar juguetes a mis cinco sobrinos; a envolverlos con torpeza, y mucho celo; a esconderlos en casa de mi abuela. La mañana del dia 25, espero macerada a que se levanten, para ver sus caras llenas de inocencia, de ganas de vivir; de recuerdos a los que no recurrir en las noches tristes. La Navidad, la dulce Navidad, con el paso de los años sobre los sueños, se convierte en un collage de emociones que se niegan a morir.
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