Cuando era pequeña, era tímida y
fantasiosa, casi como ahora. Al llegar la noche, pensaba que alguien, podría
entrar en mi habitación, que era grande y tenía dos camas más, para mis dos
hermanas. Así que, para protegerme del ser sin principios, que robaba niñas;
pedía ayuda a mis muñecos; quienes sin decir nada, soportaban dormir junto a
mi, en un espacio reducido, donde no podrían estirarse, ni bostezar. Los
alineaba alrededor de mi cuerpo, a cada lado de la cama. Para que fueran ellos
las victimas del secuestro. En mi huida, del aterrador ser que me
vigilaba, me escondía debajo de la sábana. Me quedaba dormida rezando, toda
ayuda es necesaria para sobrevivir a los monstruos de la noche
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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