Ayer, fui incapaz de escribir sobre la violencia
ejercida contra las mujeres, pues, "presuntamente" asesinaron a la
víctima número 45 de este año. Por la mañana, acudí con mi amigo, José Emilio,
a la concentración que hubo en nuestra ciudad. Éramos pocos, ayer, en Segovia.
Siempre las mismas caras: políticos que espera la reelección en mayo;
directoras, directores de centros oficiales de la Junta;
organizaciones feministas; miembros de los fuerzas y cuerpos de seguridad del
Estado, y poco público sin cargos, ni prebendas. Llovía sin dejarlo, eran las
lágrimas de las asesinadas, que suplicaban ser escuchadas. La gente, nunca se molesta por otros; no
da la cara; siempre mira para el lado de su comodidad; nunca destrozada por un,
hombre, que pega sin razón; que asesina sin motivo; que descuartiza para
sentirse a salvo de su mujer. Las estadísticas de la ONU, dicen que, en América
del Sur, asesinan nueve mujeres al día. En México el feminicidio ya no extraña
a nadie, y parece hasta consentido, pues no se encarcela a los asesinos.
Quedan fueran de las estadísticas, aquellos países donde las mujeres son
sombras invisibles, que pululan por la calles como si no existieran. Son países
donde hasta respirar está prohibido. No olvidemos que. cada día, cada mes, cada
año, son asesinadas, bajo la complicidad de sociedades que se visten de
rituales anclados en el pasado, miles de mujeres que no deberían morir.
A las víctimas
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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