.Si no
nos acercamos a los parques, el otoño nos puede parecer algo ajeno, a lo que no
tenemos que someternos, y más aún con el cambio climático; que nos induce a
pensar, que las estaciones se están extinguiendo como si fueran dinosaurios de
la naturaleza, y que podríamos vivir en manga corta parte del año, a pesar de
la tristeza, de la desnudez, del olvido, que sufrirían los árboles. Seres
desnudos que nos contemplarían con desidia, con desdén, con envidia, pues
también a ellos los gustaría lucir sus ramas biceps todo el año. El otoño se
aleja hacía nuestros recuerdos, donde formará parte del Museo de sensaciones
perdidas.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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