domingo, 18 de noviembre de 2018

Vivir

Venimos a la vida sin preguntar;  por el deseo de dos personas que quieren ver sus genes representados en la escena, tal vez, sea por la necesidad de no morir nunca. Yo si moriré, pues no tengo hijos. Nos cuesta demasiados años aprender a caminar, a hablar, a digerir con soltura. Pero, llega  un momento que controlamos hasta nuestras decisiones;  entonces, aparecen las despedidas, de aquellos, que nos amaron y nos sumergimos en un dolor  profundo, sin limites, que nunca se ahoga, siempre está en la superficie.  Nos comunicamos con él, a través de los sueños donde aparecen sus figuras aisladas, mudas, demacradas, de nuestros familiares que consuelan nuestra soledad. Y hemos de aprender a vivir con los recuerdos, sin hacer dramas y con sonrisas como argumentos, aunque sea del revés
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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