Cuando el cansancio me puede, y mis ojos
declinan llorar por miedo a quedar ahogados dentro de sus lágrimas, me consuela
el abrazo de la escritura. Mis palabras, me protegen del dolor que me
causan, esas personas, que me acechan y que he de eliminar como si fuera fácil
ser fuerte, valiente, sincero. Vocales y consonantes, me atrapan en otros
mundos, adonde no permito que nadie se cuele; es mi universo de sueños; es mi paraíso de descanso; es mi alma silenciosa, que cada noche cuando nadie
la interpreta vuelva entre abecedarios.
Ana Tapias( todos los derechos reservados))©
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