Hay días, que me miro delante del espejo y no me
reconozco. No sé, si estoy cuajada de imágenes, asfixiada de soledades, pegada
a nebulosas de lágrimas. Ellos, me observan con curiosidad, con detenimiento,
con interrogantes; es difícil, leer en mis abecedarios; es necesario cargarse
de pausas y de silencios; es obligado sonreír. Hay días, que me busco y me
encuentro.
Ana Tapias( todos los derechos reservados) ©
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