En estos días, donde el virus, domina cada acto,
cada movimiento, cada palabra, cada susurro, hasta el sol tiene miedo de
contagiarse si roza la tierra, por eso, útilmente se camufla, se resguarda, se
protege, en el blanco y el negro, para así, llegar tranquilo, sosegado,
ausente, a la nostalgia de aquellos, que se fueron sin despedirse; de aquellos,
que se quedaron, con lágrimas, en el recuerdo; de aquellos, que ignoran que la
muerte siempre está a nuestro lado; que la muerte es nuestra sombra; que la
muerte es nuestra única realidad que abraza, cada noche, nuestra almohada.
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