La fotografía cortada, para respetar la
identidad, son dos policías, que se apresuran ante el sonido de una alarma; que
buscan entre el silencio, de una ciudad, aún pegada los sueños, aún adormecida por
la melancolía, aún exprimiendo el zumo de naranja. La vida nos conmina a
aceptar la velocidad del instante, que nunca nos da tregua, que nos obliga a
estar alerta, que nos seduce para no dejarnos llevar por la pereza, que nos
secuestra para aceptar la duda, que nos invita a imaginar un mañana, donde todo
lo vivido será o recuerdo u olvido
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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