Cuando me siento sola, pierdo mi mirada en el paisaje, que aparece en blanco y negro, cuajado, teñido, repleto de mis lágrimas, abocadas, al olvido. Entonces, cierro los ojos, lentamente, pausando mis sueños, y comprendo que mi soledad es fruto de mi lucha; y vislumbro, el día, en que el paisaje volverá a ser de color dentro de mi sonrisa; y asumo que soy vulnerable pero también que soy fuerte; y abro mis ojos sin miedo a la realidad.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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