La memoria de mi abuela, Encarna, se pierde entre sus cosas. Acumuladas,
en sus noventa y dos años de vida: su bata, uno de sus zapatos, y su fotografía. Abrazo su bata como si estuviera viva y
pudiera sentirla en mi cuerpo. Camino con dificultad en su zapato, como si fuera
fácil encontrar su camino. Observo su fotografía, e imagino cómo sería aquella
futura mujer, a la que conocí mayor, cargada de historias; olvidando todas las perdidas
que hubo de asimilar; sujeta a sus enfermedades, que la condujeron a
formar parte del recuerdo, que anida en mi corazón.
A la memoria de mi abuela Encarna con todo mi amorAna Tapias( todos los derechos reservados)©
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