"Han muerto muchos vecinos", me cuenta, Soledad, la cuidadora
de gatos. "No sé,". respondo con el alma, encogida, dolorida,
ausente, en los duelos de las familias. Las amapolas, inmersas, en su
distancia, se yerguen ante el paso de los supervivientes. Las amapolas. han
creado, mascarillas de silencios, entre sus pétalos, para no ser contagiadas,
por la nostalgia, de no escuchar el latido, de aquellos, que no volverán.
Las amapolas, han dibujado lágrimas en los rostros de los ausentes, que sonríen,
bajo sus ataúdes, pues han encontrado debajo de la tierra, la paz que conocen
las amapolas, cuando vuelven a ser
ellas mismas.
Ana Tapias( todos los
derechos reservados) ©
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