La memoria es como un espejo, que no se rinde al desaliento, que brilla
entre la oscuridad, que dibuja el oxígeno de los cadáveres, que deambulan
hambrientos, de ser excluidos de la eternidad; donde no son fotografiados
por el azar, pues forman parte de una realidad que no se mueve, que obedece,
que se deja guiar sin prisas hacia un puzle, donde todas las piezas sin
sonrisas, sin lágrimas, yacen atadas a
una cadena de silencios, de donde se escapan al hablar en las viejas fotografías
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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